La elegancia de las lecheras

Por Miguel-Anxo Murado.

Nuestra madre todavía recordaba haber bebido la leche directamente del teto de la vaca, como Heidi, pero nosotros éramos ya tan urbanitas que había que colarnos la taza del desayuno porque nos daba asco la nata. Éramos la generación en la que la leche dejaba de ser una sustancia para consumo propio, fundamentalmente destinada a remojar castañas, para convertirse en una industria moderna. Era la Galicia pasteurizada que dejaba paso a la Galicia UHT.


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