Catalá y las mujeres difíciles de hallar

20/2/17

0 comentarios


Por Elisa Beni.


Elisa Beni
Equilibremos la Justicia. Feminicemos sus estructuras. Hagámosla acorde con la sociedad a la que sirve, levemente más femenina que masculina en número. A lo mejor así rompemos el círculo vicioso del poder, tal y como lo entienden los hombres, y conseguimos que los ciudadanos vuelvan a confiar en el sistema.

De todos los problemas, escándalos y meteduras de pata que rodean al actual ministro de Justicia, hay uno que me ha revuelto las tripas y me ha mellado las carnes, aún un poco más que los otros. Unos son desvergüenzas del sistema, como el manejo de la Fiscalía o los mercadeos con los correligionarios -que hay que acometer con seriedad si no nos resignamos al deterioro democrático que vivimos- ,y otro es la misoginia desplegada por el Notario Mayor del Reino cuando dijo el otro día en una radio que no puede haber más mujeres en el Tribunal Constitucional porque se necesitan "perfiles senior difíciles de encontrar entre las mujeres".

Catalá no defrauda. Ni techo de cristal ni mandangas. El tío se despacha con que no hay mujeres con nivel jurídico para llegar al Tribunal Constitucional y se queda tan ancho. Me doy por aludida, como debiera pasarnos a todas, porque no se trata de las expectativas profesionales de las señoras que han elegido profesiones jurídicas, sino de la constatación de que van a ser hombres los que sigan interpretando la norma marco de nuestra convivencia democrática. Es un escándalo. Los Padres de la Constitución fueron siete machos como siete castillos. Los que ahora la interpretan son 9 hombres y dos mujeres y con la renovación que se está a punto de producir, y que han muñido entre PP y PSOE, serán 10 hombres y 2 mujeres. Machos para dotarnos de una ley de leyes y machos para interpretarla. Plas, plas, plas. Y luego quieren que no saltemos.

Por definición, la Constitución es la gran norma que define lo que una sociedad ha decidido ser y, por tanto, su interpretación debe correr a cargo de juristas que representen el pluralismo social. Es por ello que la composición del órgano encargado de hacerlo se determinó para que las ideologías, la procedencia profesional y la territorialidad estuvieran presentes y compensadas. Lo del sesgo de género a nadie le preocupó. Las mujeres no somos un componente social a considerar. ¿Para qué? Que sigan tratando temas como el aborto, o si en su día tocan los vientres de alquiler, sólo señores. Esos y todos los que importan en nuestra vida cotidiana.

La excusa del ministro es tan escandalosa que inflama. ¿Perfiles senior? Pretende insinuar que todavía no hay en España juristas buenas y con la experiencia adecuada y que todo esto se irá “reequilibrando poco a poco”. Tomás y Valiente llegó al TC con 48 años, López Guerra con 39 años y Gimeno Sendra con 40. ¿Quiere decirnos Catalá que desde esa edad hasta la de jubilación no hay juristas mujeres con méritos y perfil suficiente para llegar a ese órgano? Perdóneme el ministro y todos los togados patriarcales: ¡para llenar diez Constitucionales hay mujeres!

Lo que sucede es que las estructuras de poder y el sesgo de género establecido durante siglos funciona con una regularidad de reloj suizo en el mundo jurídico. Y si alguna vez les sucede, como en el Caso Nóos, que encuentren un órgano constituido sólo por mujeres, tengan claro que se trata de un órgano que se designa exclusivamente por el número en el escalafón, porque en cuanto entren en las designaciones de cargos discrecionales verán señores y señores y más señores. Y alguna señora, para disimular, de vez en cuando.

La Justicia está corrompida en sus cúspides por la voluntad del poder político de controlarla y por la connivencia de los jueces, fiscales y juristas que están dispuestos a entrar en ese juego a cambio de un cargo que ansían. Lo que tenemos claro es que este círculo vicioso funciona de maravilla con un componente masculino mayoritario. Equilibremos la Justicia. Feminicemos sus estructuras. Hagámosla acorde con la sociedad a la que sirve, levemente más femenina que masculina en número. A lo mejor así rompemos el círculo vicioso del poder, tal y como lo entienden los hombres, y conseguimos que los ciudadanos vuelvan a confiar en el sistema.

Nunca hemos probado y ya va siendo hora.


Publicado o 18/02/2017 en eldiario.es

Ligazón permanente

De morte matada

0 comentarios


Por Alfonso Eiré.


Alfonso Eiré
ESCRIBINO tres anos antes da súa suposta entrada en crise. (Aí está a hemeroteca para consultalo). A cúpula da banca española reunida a semana anterior con Rodríguez Zapatero na Moncloa, esixiralle que as caixas tiñan que deixarlles o campo libre por “competencia desleal”.

A partires dese día púxose en marcha a maquinaria. PSOE e PP chegaron a un grande pacto, no que participarían logo as burguesías vasca e catalá (CiU e PNV): quedarían unicamente dúas grandes caixas, Caixa Madrid e a Caixa, que irían absorbendo ás entidades onde non tiñan presenza, agás as caixas vascas, e as demais poñeríanas en mans dos grandes bancos para “reordenar o sistema financeiro español”. O reparto de cargos e áreas de influencia sería paritario para PP e PSOE. UGT e Comisións entraron no reparto.

Para impedir esa posición dominante das dúas caixas, estas, na práctica, convertíanse en bancos.

Comezáronse a ditar leis a tal efecto e disposicións do Banco de España para que se cumprise o mandado.

Cando o presidente de Caixa Nova tivo coñecemento desta operación do PSOE e PP, chamou ao presidente Pérez Touriño, pedíndolle que fixese valer en Madrid a posición de Galiza e que tamén puidese conservar a súas caixas.

Non sei cal foi a contestación de Touriño nin as súas xestións, se é que as fixo. Só sei que os adxectivos que saíron pola boca dun sempre educado e temperado Gaioso contra o presidente da Xunta nunca pensei que os puidese pronunciar.

Ante a rebeldía das caixas autonómicas, comezaron a saír á luz os seus verdadeiros balances para vencer a súa resistencia. Mentres Zapatero presumía da “grande fortaleza da banca española”, esta estaba aínda peor que as caixas, como o demostran logo as cifras do rescate bancario.

Pero o Banco de España comeza a actuar só contra as caixas. E, para sanealas, puxeron en marcha dúas operacións para que fosen os cidadáns os que cargasen coa desfeita: as accións preferentes e a saída a bolsa. Si, non era que non coñecesen o seu balanzo, senón que, por iso mesmo, tomaron as decisións que tomaron.

O que non quixo facer Pérez Touriño en Galiza intentouno Núñez Feixó, traballando pola fusión das caixas. Como se ve agora polo seu balance (pagado en tres anos) haberá que investigar porque non sobreviviu a caixa galega, pois, mentres semella que o que ocorreu é cousa de malos banqueiros e malos funcionarios, o verdadeiro problema estivo no pacto entre as cúpulas do Partido Popular e PSOE. De Guindos, no 2012, xa dixo que todo fora “cuestión de Estado”.
As caixas morreron de morte matada. E está claro quen as matou. Digamos a verdade verdadeira e deixémonos de lilas lilainas.


Publicado o 18/02/2017 en El Correo Gallego

Ligazón permanente

Arsenio por compasión

0 comentarios


Por Miguel Olarte.


Miguel Olarte
Fernández de Mesa es el reflejo de los últimos 40 años de España: de auxiliar de jardinero a consejero de Red Eléctrica.

EN UN país ingrato y desagradecido como este, que desconoce su historia y cuya memoria no alcanza más allá del último debate en el Sálvame Deluxe, hay hombres tan grandes que no pueden aspirar sino a la gloria de los siglos, a la satisfacción íntima del deber cumplido frente al vocerío inane de la chusma ignorante. Es el caso de Arsenio Fernández de Mesa, a quien primero el tiempo y luego la historia concederán los galones que ahora se le regatean, alzando su figura hasta los pedestales que la nación reserva para los miembros de esa estirpe heredera de la tradición caudillista que supieron entregar sus vidas para la grandeza de la patria.

O no, que también puede ser, porque con Arsenio nunca se puede estar muy seguro de nada.

"Lo más importante es poner a salvo las costas españolas", dijo justo antes de enfilar el Prestige hacia el punto geográfico preciso para que el chapapote pudiera llegar a todas las playas, del Atlántico al Cantábrico. "El destino del fuel en el fondo del mar es convertirse en adoquín", confirmó unos días antes de tener que acompañar a Mariano Rajoy, ambos en traje y zapatito castellano, a dar saltitos por la playa entre charcos negros como el alma de un gobierno. "Hay una cifra clara, y es que la cantidad que se ha vertido no se sabe", sentenció luego, con precisión gallega.

El recurso al desconcierto como estrategia de gestión lo trasladó luego a la dirección general de la Guardia Civil, otro de esos puestos que se vio obligado a asumir en atención al bien general, sin mayor preparación ni parapeto que su limpieza de criterio: "No se han usado pelotas de goma contra los inmigrantes, sería inhumano", se santiguó ante la aparición de 15 cadáveres en las playas de Ceuta, los de otras tantas personas que trataban de ganar España a nado; 16 guardias civiles siguen imputados tras la aparición poco después de imágenes en las que se les veía disparando pelotas de goma contra los inmigrantes que trataban de mantenerse a flote.

Habrá envidiosos que vean en todo esto una inutilidad incapacitante, pero, muy al contrario, no es sino la prueba de un carácter asentado en convicciones y costumbres forjadas desde su juventud en El Ferrol del Caudillo. Mantiene inconmovibles desde entonces su lealtad perruna de cachorro del tardofranquismo y mascota del prontofraguismo, la gomina que esculpe su peinado de jefe local del Movimiento y una vocación de servicio público ajena a cualquier acomodo.

Porque Arsenio, y eso parece que nadie se atreve a decirlo, no tenía ninguna necesidad de meterse en estos berenjenales. Él podría haber sido muy feliz y una persona completa en su plaza de auxiliar de jardinería del Puerto de Ferrol. O como pintor de barcos en la industria naval ferrolana. Quién sabe si incluso a estas alturas no podría estar disfrutando de una cómoda jubilación anticipada, tal vez concedida por un leve problema respiratorio por la larga exposición a pinturas industriales.

Pero no lo hizo, renunció a todo eso por amor a su país y, lo que es todavía más importante, a su partido, que supo ver en él todas la capacidades que luego ha ido demostrando en todos los puestos que ha ocupado durante los últimos 40 años, de concejal a diputado, pasando por la delegación del Gobierno en Galicia o por la dirección de la Guardia Civil.

En todas sus encomiendas ha demostrado, además de las aludidas capacidades de gestión, una voluntad de aprendizaje y superación sin matices. Su breve contacto con las pinturas de barco se refleja en su currículum como "Inspector Técnico de la multinacional inglesa International Marine Coatings Ltd en su departamento Marítimo en Galicia, Asturias y Cantabria". Unos cursillos especiales para diputados y senadores que se impartieron en un par de días en el Congreso lo convirtieron en "diplomado en Altos Estudios Militares y Altos Estudios de la Defensa". Y de su paso por la Guardia Civil ha salido retratado como un general del siglo XIX, con banda de la Gran Cruz Naval con los colores de la bandera española, guantes, bastón de mando y 14 medallas en el pecho.

Quién mejor, por tanto, para ocupar ahora un puesto en el consejo de administración de Red Eléctrica, la empresa semipública que controla las infraestructuras de transporte de la electricidad en España. En un par de añitos que le dejen, en su currículum figurará como "coinventor de la bombilla".

Arsenio es la metáfora perfecta de los últimos cuarenta años de este país, su biografía lo encierra todo: el blanqueamiento ideológico, la mediocridad que crece al calor de unas siglas, la política de amiguetes, el presupuesto público al servicio de los partidos políticos... No solo se ha ganado su puesto en Red Eléctrica, sino también el derecho a que su cara se imprima en cada uno de los 150.000 euros que se va a llevar al año. Y cuando lo deje, debería ser embalsamado y su momia exhibida por todas las aulas de Historia de este ingrato país, antes de descansar definitivamente en la catedral de Santiago. Arsenio y cierra España.


Publicado o 05/02/2017 en El Progreso

Ligazón permanente

'Vento ferido' (1967): a revelación dun narrador

14/2/17

0 comentarios


Por Henrique Monteagudo.


Henrique Montagudo
Iste libro de Carlos Casares, Vento ferido, rematouse de imprentar nos Talleres gráficos de Faro de Vigo, o día 10 de febreiro de 1967". Así reza o colofón do primeiro libro publicado por Carlos Casares, daquela estudante universitario en Compostela, na colección "Illa nova" da Editorial Galaxia. Unha colección que fora inaugurada dez anos atrás coa peza teatral Vieiro choído, de Xosé Luís Franco Grande, e o poemario Do sulco, de Xohana Torres, e que incluía no seu catálogo autores tan representativos da renovación da literatura galega naquel tempo como Méndez Ferrín (Percival e outras historiasO crespúsculo e as formigas e Arrabaldo do norte), Bernardino Graña (Vinte mil pesos crime) ou María Xosé Queizán (A orella no buraco), entre outros. A publicación de Vento ferido, fai exactamente cincuenta anos, foi todo un acontecemento en Compostela, cidade axitada naqueles meses por unha vagada de conflitividade estudantil que evidenciaba o pulo do movemento universitario antifranquista. Un movemento dentro do cal salientaba Carlos Casares, activista da Asociación Democrática de Estudantes, que por causa da súa implicación era detido por presentar unha conferencia de José L. López Araguren no Burgo das Nacións (19 de xaneiro) –detención que provocou unha concentración estudantil ás portas da comisaría de policía– e que, quince días antes de que a súa obra prima viñese a lume (28 de xaneiro), aparecía citado nos informes policiais por encabezar accións de protesta na rúa, tal como recolle o historiador Ricardo Gurriarán na súa obra Inmunda escoria. Poucos meses despois, un 9 de maio, realizaríase no estadio da Residencia o recital do cantante Raimon, todo un fito na historia da oposición universitaria contra o franquismo, no que Carlos Casares xogou tamén un papel protagonista, xa que se encargou da tradución ao galego, xunto ao poeta Salvador García-Bodaño, das letras do cantautor valenciano, que foron editadas nun fermoso folleto que coñeceu unha ampla difusión, tal como contaremos noutra ocasión nunha Tribuna.

O eco acadado por Vento ferido explícase mellor naquel ambiente revoltado da Universidade compostelá, que viviu o seu propio "maio 68" cun ano de antecedencia a París e o resto do mundo, e no que a promoción daquel libriño aparecía case como un elemento emblemático da explosiva mobilización do estudantado. Relembra a profesora Camiño Noia, compañeira de curso do novel escritor: "Daqueles anos de ilusións e de esperanza conservo moitas vivencias en común con Carlos: a chegada a Santiago do primeiro paquete de libros de Vento ferido, o escaparate da libraría Porto dedicado ao libro, a presentación na Facultade...". Xavier Carro, un dos seus mellores amigos daqueles anos en Compostela, que foi testemuña da xénese do libro, lembra "como Carlos fuxía das sombras e frientas pensións e buscaba refuxio e agarimo para aquelas tardes interminables na miña casa. Alí, entre libros e conversas, viamos dende a miña habitación como as horas grises esvaraban aéreas e tristeiras polos tellados da Rúa Nova". Carro, que foi o primeiro comentarista da obra no mítico xornal La Noche, albiscou "a importancia que ían ter aquelas narracións para a nosa literatura", subliñando "a estrutura case poemática da narración, a sinxeleza e limpidez da prosa e a lírica interiorización da realidade. Perfilábase un escritor dotado duns extraordinarios dotes creativos, que sabía construír o relato de xeito moi equilibrado". En efecto, xa nesta obra, Casares se revela como un escritor cunha potente personalidade propia, fondamente orixinal e mesmo atípico. Vento ferido foi, abofé, unha revelación, e así mesmo o viron os seus coetáneos.

Aínda que a obra fora autorizada pola censura previa, unha denuncia presentada por un militar residente en Pontevedra motivou o seu secuestro por orde gobernativa, o que obrigaba a retirala das librarías. Así e todo, o libro vendíase nas trastendas con tanto éxito que foi obxecto dunha segunda edición, clandestina, para non ter que volver someterse ás forcas caudinas da censura. A arriscada decisión de imprimir a edición clandestina foi de Paco del Riego. Aínda que a súa obra primeiriña comparte as arelas renovadoras da chamada "nova narrativa" galega, que se viña dando a coñecer precisamente a través da colección "Illa Nova", apártase daquela, entre outros, en dous aspectos que caracterizarán moi marcadamente a escrita do noso autor: a recreación de mundos recoñecibles, próximos e concretos (e non fantásticos ou simbólicos), e a vontade de saír dun círculo reducido de lectores militantes para achegarse a un público amplo. Vento ferido continúa a ser unha das obras preferidas para moitos lectores e lectoras da obra de Casares, ata o punto de que coñeceu once edicións nos trinta anos seguintes á súa publicación, o cal é todo un índice da súa popularidade, que sorprende aínda máis se se ten en conta que se trata dunha opera prima. A coincidencia dos cincuenta anos da publicación deste fito na obra de Casares e na narrativa galega do século XX co ano das Letras Galegas dedicado ao seu autor constitúe, por tanto, unha feliz casualidade, merecente, ao menos, dunha lembranza.


Publicado en www.academia.gal

Ligazón permamente

Prepárate para odiar a los estibadores

0 comentarios


Por Isaac Rosa.


Isaac Rosa
Cada vez que un colectivo "privilegiado" pierde derechos, el efecto mariposa laboral nos acaba golpeando a todos.

Hacía ya tiempo que no teníamos un colectivo de trabajadores al que odiar con todas nuestras fuerzas y poder gritarles "¡privilegiados!". Hemos odiado a funcionarios (¡parásitos!), mineros (¡subvencionados!), profesores (¡vagos, todo el día de vacaciones!), y por supuesto a los más odiables de entre los odiosos: los controladores aéreos, que tan buenos ratitos de odio nos dieron un verano.

Pero estamos de enhorabuena, porque en los próximos días nos van a echar un nuevo hueso: los estibadores de puerto. No sabíamos nada de ellos hasta ahora, solo que son los que cargan y descargan barcos; pero resulta que también son unos privilegiados. Ahora el Gobierno prepara un decreto para liberalizar la actividad, y los trabajadores están dispuestos a ir a la huelga para defender sus derechos. Perdón, quiero decir que "los privilegiados están dispuestos a chantajearnos para defender sus privilegios".

La secuencia es la habitual, la hemos visto muchas veces:

1.- Cogemos un colectivo que todavía no haya sucumbido a reformas laborales y precarización.

2.- Anunciamos recortes de sueldos y derechos, porque "lo manda Europa", y con el argumentario habitual: liberalizar, ganar competitividad, modernizar, crear empleo…

3.- Señalamos a los trabajadores como "privilegiados", "restos de un modelo anacrónico" (a ser posible del franquismo, para odiarlos más), y por supuesto "aristocracia sindical".

4.- Informamos a la ciudadanía de los privilegios (sueldos altos, eso lo primero).

5.- Rompemos la negociación, por muy avanzada que esté, y no les dejamos más salida que la huelga.

6.- Acusamos a los huelguistas de dañar un "sector estratégico".

7.- Lanzamos una campaña de desprestigio por tierra, mar y aire.

Además, hay que asegurarse de que los representantes sindicales no tengan voz, que ya sabemos lo manipuladores que son: si les dejamos, dirán que lo suyo no son privilegios sino derechos ganados en décadas de lucha, que la suya es una profesión especialmente dura y con alta siniestralidad, que hay otras opciones para cumplir con Europa, que los puertos son rentables y lo único que buscan gobierno y patronal es abaratar costes laborales (rebaja salarial ¡del 60%!, más horas de trabajo, flexibilidad laboral…).

Nada, ni caso. No escuchen a los trabajadores, que son capaces de convencernos. Yo ayer lo hice, atendí a sus razones, y me entraron dudas: a ver si van a tener razón… A ver si en realidad no son unos privilegiados… A ver si es que el único "privilegio" que tienen (el mismo "privilegio" que controladores, mineros o funcionarios; el mismo "privilegio" que hemos perdido la mayoría; el que les quieren quitar) es el "privilegio" de ser capaces de defender sus derechos, de tener conciencia de clase, organización y capacidad de lucha.

Tantas dudas me entraron que miré a ver qué sindicato es ese de los estibadores y descubrí que tiene unos principios que no parecen los propios de una mafia ni de una aristocracia insolidaria: una coordinadora que se define de clase, democrática, asamblearia, internacionalista y que defiende la solidaridad con toda la clase trabajadora (como demuestra su participación en sucesivas huelgas generales).

Uf, me ablandé, lo reconozco. Empecé a pensar que deberíamos apoyar la lucha de los estibadores. No por ellos, sino por nosotros: porque cada vez que un colectivo "privilegiado" pierde derechos, el efecto mariposa laboral nos acaba golpeando a todos. No ganamos nada y, a cambio, perdemos espacios de organización sindical que todavía resisten y que sirven como ejemplo.

Nada, un día tonto, en seguida se me pasa. En cuanto vea dos telediarios recordándome el sueldazo de los estibadores me sumaré otra vez al pelotón de odiadores. Hacedme sitio, que voy.


Publicado o 09/02/2017 en www.eldiario.es

Ligazón permanente